martes, julio 15, 2008

Nocturno

Cuando el océano de sus silencios no puede empaparme la media noche
y los susurros se pierden en el eco oscuro de los muros de la estancia.
Cuando el murmullo de su voz aún resuena, cada vez más bajo en mis adentros.
Cuando el ansia y la nostalgia de la piel y sí, del amar en verdad también me asaltan;
así, de madrugada con los pies descalzos y el alma desnuda, el viento mece las alas,
me acuno, me vuelco en sueños y casi, casi, sin poder articular falanges, escribo,
intentando interpretar lo más profundo del sentir, el velo más íntimo de los anhelos.
Grito en el silencio ahogado de mi esperanza, tomando el último de mis alientos.
Grito sin poder articular sentir, hasta que surgen dos frases:
¡Cómo duele la distancia!, ¡Cómo duele la eternidad!


I
Desde aquí hasta sus horas, desde aquí a sus adentros,
esos desnudados de vez en cuando, entre líneas, entre dientes,
entre labios que besé en la quimera oscura de los letargos.
Esto es todo…
Esto es todo…
…El corazón se torna en cazador

II
Hoy soy loba aullándole a la luna
Y soy luna velando la ilusión del lobo que se ha ido
Soy estepa mecida en los sueños del viento
Soy estrella para contemplar contigo el universo
Soy todo lo que sé y he aprendido
todo lo que no he descubierto aún
y también________________
la ignorancia que me guardo, sin ser la ignorancia que extraño
de lo que, por haber descubierto, hubiese preferido no conocer

III
Caída desde el cielo a este abismo
desde el viento hasta este suelo de mi sed
de la sequía, de mi desierto, de mi sol
de ese sol que se ha ido y no encuentro
En un lugar sin norte, sin sur, sin directriz
huracán de arena, tormenta de la soledad
entre espasmos secos del silencio
IV
¿Qué es eternidad?
¿Qué es “para siempre”?

V
Envuélveme en el amanecer
Decórame los cielos
Devuélveme las alas
Regrésame el aliento
Sáciame de azul la sed
Devuélveme el verde respirar
Regálame el rocío de la madrugada
______________________la humedad del despertar
Floréceme la piel, el alma
Acúname la gana de amar


VI
No hay imperativos para moverte a mi abrazo
no hay grito desesperado, ni sollozo
no hay reglas de sujeción, ni látigo
ni argumento falaz y ventajoso
para encausar la voluntad de un corazón

VII
Y ese temor de llegar a un adiós
de esos que resultan inútiles y tristes
que no se mentan que se silencian
Tratando de ocultar el dulce dolor
la nostalgia de lo que fue, de lo que no
de lo que vendrá, de lo que quizás…

…no sucederá jamás
Y yo volando así…
…por ti, de ti, de mis alas.